Para variar, con muchas cosas leídas, algunos teléfonos de contacto, sugerencias de amigos; y, sin reservas, salimos hacia Sudáfrica. Teníamos claro que queríamos ver leones, una foto de Shakira cargando a un gatito nos convenció para visitar Lion Park.
Salimos por la tarde del sábado hacia Nelspruit, llevando lo necesario: manzanas, refrescos, mapas, atlas y GPS. Ese día decidimos avanzar hasta Waterval Boven y nos quedamos en un B&B, el Shamrock Arms, ¿por qué lo elegimos?, porque en la zona era el único que ofrecía cena, pero al llegar nos dimos cuenta que era un alojamiento con mucho encanto y Terry, el dueño, nos brindó una atención muy amigable. Esta zona es muy tranquila, con montañas, ideal para largos paseos.
En el desayuno comentamos nuestros no planes a Terry y nos convenció de Pilanesberg y Sun City, lugares a los que iríamos después de visitar Lion Park.
Rodeamos Pretoria y llegamos al parque, que tiene una parte tipo zoológico, otra que es una amplia zona donde los animales están sueltos y luego cinco camps, cada uno como un campo de fútbol, donde puedes entrar con el carro, y ver leones, wildogs y guepardos.
Pasamos el primero y llegamos al segundo camp con dos leonas y dos leones blancos, no es que sean albinos, sino que tienen un gen recesivo, son muy hermosos.
En el siguiente camp estaba el famosísimo actor de la película La Leyenda del León Blanco, el gran Letsatsi, rodeado de 5 hembras. Ésta es una historia de los pueblos changanas, que reconocen al león blanco como enviado por los dioses y que tiene que ser protegido para que el futuro de la población esté a salvo de desgracias.
El siguiente camp tenía a los perros salvajes, que están bastante lejos de la palabra hermosos, pero, eso sí, hay que decir que cumplen una gran labor dentro de la red trófica.
Después vino un nuevo camp con varios leones que también estaban comiendo; allí nos dimos cuenta de lo difícil que es avistar a uno de estos felinos, pues cuando están en estado salvaje sólo cazan cuando el sol se oculta y durante el de día están echados y prácticamente lo único que mueven es la cola para espantar a los bichos.
Otro de los animales muy difícil de ver es el guepardo, en estado salvaje son solitarios. Verlos tan pasivos provoca bajar y tocarlos, son como enormes gatos, majestuosos.
Todos estos animales están en cautiverio, con lo cual no estoy de acuerdo, pero debo reconocer que la experiencia es excelente y que es la única manera de poder estar cerca de estos felinos y también de preservarlos, para muchos de ellos estar en cautiverio es prácticamente la única opción pues en la sabana ya no tienen espacio, ellos son sumamente territoriales, de 20 a 400 Km cuadrados por manada.
Y ahora, toca visitar a las crías, los gatitos, maravillosos, hermosos, lindísimos, ayyyy qué cositas tan ricas, es... es... es impresionante poder tocar estos gatitos. Hasta provoca entrar con una mochila y meter allí aunque sea al más pequeñito.
Eso sí, los más grandes, que sabes conscientemente son inofensivos, sólo con bostezar y ver la dentadura te pone de los nervios.
En este parque también puedes pasear con los guepardos, dar de comer a las jirafas y ver a una familia completa de suricatos, muy graciosos, dentro de sus costumbres está que al menos uno de los adultos debe subir a lo más alto y vigilar; van cambiando cada hora, cuando los vimos todos miraban al cielo, imagino que era porque se acercaba una tormenta.
Con la llegada de la lluvia fuimos al carro a decidir qué hacíamos, así que pusimos rumbo a Pilanesberg. Aunque sabíamos que no podríamos entrar a la reserva, ya encontraríamos algún hotel que nos cobije.
Con la ayuda de las guías y mapas nos decidimos por el Cabanas Hotel, que para nuestra sorpresa está en Sun City, tengo que poner especial detalle en la enorme sorpresa que nos llevamos y en este alucinante lugar, especialmente construido para la diversión.
Llegamos a una entrada enorme y dijimos What´s that?
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