El 3 de enero, por la tarde, al fin teníamos maletas, lavadora puesta, nuestra casa, nuestra cama; pero, con tanto viaje en diciembre el cuerpo aún estaba alborotado, así que a la primera propuesta de pasar un día de playa dijimos que sí.
Todo quedó preparado para ir a la Isla Xefina el día sábado. Leoncio y Jutta se encargarían de contactar con la persona que nos llevaría, o senhor Alfonso, celu 847271593 (400 meticais por persona, a partir de 4). Ese día antes de las 10 ya estábamos en el restaurante Costa do Sol y nuestro "capitán de navío" ya estaba esperándonos.
Fuimos guiados hacia el bote, pero ese día y a esa hora la marea estaba muy, pero demasiado baja, con lo cual todos tuvieron que empujar la embarcación, nosotras cargábamos los bultos y ellos, con otros muchachos que no sé de dónde salieron, empujaron el bote. Después de largos minutos de ejercicio al fin pudimos subir, fuimos dos jovencitas con sus niños pequeños, familia del capitán, el capitán con su ayudante y nosotros 4. La distancia no es mucha, calculo que Xefina, debe estar a no más de 4k, pero como no teníamos apuro, llegamos tranquilamente.
Pasada la mitad del trayecto vimos en el mar unas bolitas azules, justo debajo de la superficie, y se trataba de miles de malaguas, que por suerte no estaban cerca de la orilla.
Desembarcamos en esta isla que debe tener algo de 20 familias, una de ellas la del capitán, pusimos las sombrillas, el cooler bajo sombra y a disfrutar, que en el mar la vida es más sabrosa.
Después de maravillosas horas de relax, buena conversación, comida, traguitos y mejor compañía, llegó la tarde y volvimos hacia la orilla de un sábado soleado, playero, repleto de gente, esta parte es como un gran paseo marítimo, que podría decirse que es como Agua Dulce. Gran contraste con la tranquilidad y aislamiento que tuvimos minutos antes.
Por la noche, una gripe que pesqué al llegar de las europas, se intensificó, y como me dio algo de fiebre tuvimos que ir al hospital; esta es una medida aconsejable en la zona, pues podría tener malaria; pero no fue nada, felizmente.
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