Pronto, de mañana, nos pusimos en ruta hacia Masvingo. Como es normal en este tiempo, comenzó a llover.
Al llegar al hotel, la lluvia aumentó y nos recomendaron que la visita a la ciudadela la hiciéramos al día siguiente. Así que nos quedamos admirando nuestro maravilloso Lodge at the Ancient City. Este hotel ha sido construido aprovechando el entorno natural de la zona y teniendo como inspiración el Gran Zimbabwe. La primera impresión para Héctor y para mí al ver el paisaje, la humedad, las rocas y el ambiente era recordar Machu Picchu.
Almorzamos algo ligero y emprendimos la visita del hotel. Fue construido en 1997 sobre la roca original. Muestra grandes espacios hechos con piedras y la zona del restaurante, bar y salón está cubierta por un gigantesco techo de madera y paja. Era como estar dentro de un mundo antiguo, en un palacio decorado con figuras de madera; qué vista desde la piscina!, realmente maravilloso!. Sólo al ver el árbol de Navidad volvimos a la realidad y decidimos ir al centro artesanal para comprar unas tallas en piedra jabón, típicas de esta zona.
Antes de cenar, descansamos en nuestras enormes habitaciones con camas king size dobles, con muebles enormes y con la puerta de entrada de doble hoja, enorme también. Durante la cena, compartimos nuestra gran sorpresa; para nosotros era inimaginable un hotel así y unos restos arqueológicos de una cultura como la que veríamos al día siguiente.
El gran Great Zimbabwe es una ciudadela hecha de piedra sin usar amalgama, en este punto similar a las construcciones incas. Lamentablemente no está dentro del circuito turístico, que se concentra básicamente en las cataratas Victoria, lo cual hace que la atención del gobierno sea insuficiente. A pesar de ello está resguardada, señalizada y cuenta con un museo de sitio. No tienen servicio de guía y, aun teniéndolo, es muy difícil explicar esta civilización a partir de estos vestigios, pues desde su descubrimiento, los "arqueólogos" han manipulado la historia a favor de sus benefactores. En una época se creía que se trataba del Reino de Salomón y Saba, en otra que se trataría de una antigua civilización de blancos... En todo caso, el interés era hacer valer la teoría que esta civilización no podría pertenecer a un pueblo negro, africano. Lo cierto es que se trata de la capital de la civilización Shona, que floreció entre los siglos XII y XVI y ocupó tierras del actual Zimbabwe y Mozambique.
Tiene dos zonas bien distinguibles, el Gran Recinto y el Complejo de la Colina. Ambas tienen formas ondulantes, tanto que es difícil encontrar ángulos y menos aún su significado.
El Gran Recinto está rodeado por una gran pared de piedras; en una parte se encuentra otra pared que corre en paralelo, dentro del lugar existen dos construcciones similares, alargadas, como vasos, pero con la boca hacia el suelo... cuál fue la razón de esta forma de construcción, no se sabe.
En lo que coinciden los investigadores es que dentro de este recinto hubo pequeñas casas y que todo el complejo albergó a un aproximado de 11 000 a 30 000 personas. Asimismo, indican que los estamentos superiores vivían en una determinada zona, diferente a la del pueblo: por un lado la clase burocrática, militar, religiosa y real; y por otro el pueblo, básicamente los artesanos.
Para ir al Complejo de la Colina, tuvimos que ascender por un camino relativamente fácil al inicio, pero que se complicó un poco y finalmente se estrechó demasiado.
Casi todo el camino fuimos acompañados por un señor mayor y con bastón, era increíble ver lo rápido que subía, así que para no quedarnos retrasados apuramos el paso. Este señor era una especie de guardia, guía, repite historias, que no lo necesitábamos, pues sus explicaciones nos terminaron confundiendo más... Sin embargo, él se adjudicó el puesto de guía que terminó sólo con la propina.
La subida nos ofreció una vista especial del Gran Zimbabwe; nos hicimos una idea más clara o, mejor dicho, menos confusa de estos restos arqueológicos.
La zona de la montaña era residencia real, especialmente de la reina, pues por los restos encontrados se cree que el rey también habitó en la parte baja.
Lo más representativo encontrado, luego de los saqueos hechos por pseudo-arqueólogos, son una especie de totems hechos de piedra jabón y coronados por un ave. También algunas vasijas y objetos de trabajo.
Gran lugar para el punto final de nuestro recorrido, pues ese día debíamos llegar a Graskop, Sudáfrica.
Doble felicitación, un árduo recorrido que llega a su primera etapa. Muchas gracias.
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