Atravesamos pistas inmaculadas, postes de luz sobrios y elegantes, un tren aéreo para recorrer todo el resort, jardines preciosos, de pronto la entrada a una zona de cocodrilos y al fin dimos con nuestro alojamiento, el Cabanas, que no teníamos ni la menor sospecha de cómo sería y menos que estuviese en este lugar. Sospecho que nos cobraron más de lo debido, pero en fin, ya no teníamos a dónde ir, estaba oscuro y lloviendo. En ese momento creo que estábamos más cerca de Gaborone, Botswana, que de Pretoria.
Todo el hotel estaba adornado con faroles rojos, estábamos en la celebración del Año Nuevo Chino y por supuesto había mucho asiático por todos lados.
Llegamos a la habitación y con tanto alboroto alrededor decidimos salir inmediatamente para enterarnos bien de qué era Sun City, así que nos dirigimos a información y nos dieron un mapa, oh, oh, y tres veces oh; el lugar tiene 4 hoteles, casino, centro de entretenimiento, una súper sala de espectáculos, golf, playa! es decir piscina con arena blanca mar azul, con olas!
Existe un tren aéreo y buses que pasan cada 15 minutos para trasladar a las personas, todo de manera gratuita, pero como la lluvia arreció preferimos ir en carro y así conocer a nuestro ritmo.
El primer lugar que quisimos conocer fue el Palace of the Lost City, no sabíamos qué era, pero con un nombre tan sugerente nos atrajo y llegamos a las inmediaciones; una fuente dorada nos dio la bienvenida y luego un vigilante nos dio la despedida, pues era un hotel, con todas las estrellas posibles y para entrar había que hacer una reserva con anticipación, desde el hotel o desde el centro de entretenimiento.
Volvimos a la ruta y fuimos hacia el centro de entretenimiento, pasamos debajo de un puente con elefantes y leones, justo como el que vimos en las fotografías y partimos a su búsqueda. Paseamos por todo el centro de entretenimiento que además tiene tiendas, enormes salas de conferencias, cafés, pizzerías y restaurantes con comida muy variada, pero no encontramos el famoso puente, hasta que al fin nos dieron la dirección del Puente del Tiempo.
Es alucinante, todo hecho de piedra, con elefantes a los lados, con sonido tenebroso que lleva hacia unas puertas enormes que dan a una plaza, desde allí se puede llegar a la piscina-playa. Esa noche estaba muy oscura, con lluvia, truenos y relámpagos y de pronto una persona nos habló, nos asustamos un poco, pero se trataba del vigilante, que nos saludó y nos informó que el puente tiembla cada hora, vimos el reloj y eran cerca de las 9:30pm, nos miramos la cara y decidimos dar una vuelta y volver a las 10:00pm. Así lo hicimos, la lluvia estaba cada vez más fuerte, menos mal que yo tenía la ropa adecuada y Héctor el paraguas; pero, dieron las 10:10 y nada y decidimos partir; de pronto se prendieron las luces de unos leones y macacos enormes, la música se puso más tribal, las luces cambiaban de colores, empezó a salir humo y ... efectivamente el puente tembló. Para hacerlo una vez es muy recomendable... pero nosotros repetimos al día siguiente.
Muertos de hambre, terminamos en el único restaurante que estaba abierto, comimos sanguches y nos fuimos agotados a dormir.
Nuevamente, llegamos hasta el puente del tiempo y volvimos para hacer el check out y luego partir hacia lo que tanto queríamos, ver animales en el Pilanesberg.
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