Luego de descansar apaciblemente arrullados con el sonido de la naturaleza, y un poco desvelados por los rugidos de los leones, pedimos agua para la ducha, full repelente anti mosquito y mosca tse-tse, desayuno, lunch box y a rodar por la sabana.
Demasiada actividad en la radio, en swahili claro, que es lo que se habla en esta zona del continente, nosotros no nos enterábamos de nada, hasta que vimos muchísimos carros; eso sólo podía significar algún felino raro?, una reciente escena de caza?, un leopardo? ... Nada de eso, se trataba de una familia de 16 leones!, 4 leonas y 12 cachorros, allí al lado del camino. Esta visión tan cercana es muy fuerte, provoca gritar de emoción, bajar a tocar a uno de estos leoncitos, llamarlos y por supuesto abrir la puerta del carro y fugarse con al menos uno, pero nada de eso pudimos hacer así que nos dedicamos a fotografiarlos.
Esta zona, Seronera, estaba llena de ñus, pero en este momento no nos quedamos a observarlos mucho, pues supimos de un leopardo y siendo estos animales tan escurridizos teníamos que aprovechar, ahora o nunca! Como siempre, una cantidad enorme de carros para ver a este hermoso felino que de vez en cuando movía un poco la patita. Vimos, mejor dicho admiramos su magnífica y elegante piel y así nos fuimos muy contentos pero hambrientos, ya era bastante tarde.
Paramos en el centro de interpretación de Seronera, que a su vez tiene un picnic site. Esta parada fue muy didáctica y mediante un camino sobre un pequeño monte muestran la migración de los ñus, desde el Maasai Mara hasta esta parte del Serengeti.
Después de descansar un momento partimos hacia la zona donde habíamos visto centenares de ñus y para nuestra enorme sorpresa se habían multiplicado por miles, podrían ser más de 5000 reunidos y otros tantos que no paraban de llegar.
Nuevamente, con la emoción desbordando y con una sonrisa imborrable llegamos al campamento con el corazón latiendo a mil por hora y con ganas de ver las fotos que acabábamos de tomar, pero esto no pudo ser ya que era día de lavado de ropa.
Pronto anocheció y nos preparamos para la fogata, donde nos contaron la experiencia de volar en globo, que a pesar de empezar a las 4:30am es altamente recomendable. Nosotros no la hicimos, tal vez para la próxima.
Demasiada actividad en la radio, en swahili claro, que es lo que se habla en esta zona del continente, nosotros no nos enterábamos de nada, hasta que vimos muchísimos carros; eso sólo podía significar algún felino raro?, una reciente escena de caza?, un leopardo? ... Nada de eso, se trataba de una familia de 16 leones!, 4 leonas y 12 cachorros, allí al lado del camino. Esta visión tan cercana es muy fuerte, provoca gritar de emoción, bajar a tocar a uno de estos leoncitos, llamarlos y por supuesto abrir la puerta del carro y fugarse con al menos uno, pero nada de eso pudimos hacer así que nos dedicamos a fotografiarlos.
Dentro de cada manada hay una leona que es la líder de la estrategia de caza. En el Serengeti están siendo estudiadas y es por eso que ellas tienen un collarín, sin embargo es fácil distinguirla, es la que más atenta está, siempre vigilando, siempre moviéndose entre los cachorros, es como la matriarca del grupo.
Esta hermosa manada estaba tan quieta porque tenía la barrigota llena y claro, el corazón contento, pues dos días antes habían tenido un festín, al parecer un hipopótamo. Era súper gracioso ver a los cachorros que con dificultad se levantaban, avanzaban unos centímetros y nuevamente se ponían a dormir. Parecían unos peluches porfiados.
No nos queríamos mover del lugar pero por respeto a los demás dejamos nuestro palco preferencial y nos fuimos en busca del familión de elefantes.
Paramos en el centro de interpretación de Seronera, que a su vez tiene un picnic site. Esta parada fue muy didáctica y mediante un camino sobre un pequeño monte muestran la migración de los ñus, desde el Maasai Mara hasta esta parte del Serengeti.
Después de descansar un momento partimos hacia la zona donde habíamos visto centenares de ñus y para nuestra enorme sorpresa se habían multiplicado por miles, podrían ser más de 5000 reunidos y otros tantos que no paraban de llegar.
Luego de ver este maravilloso y característico espectáculo del parque, lleno de ñus, cebras, elefantes, aves enormes, cocodrilos...; qué paraíso, qué sonidos y qué terral que levantaban estos animales mezcla de antílope y vaca, nos fuimos tranquilamente hacia el campamento con la idea de llegar a las 6, que es la hora límite recomendada.
Ya cerca, casi a las seis, vimos que se acercaban una familia de guepardos, y se aproximaron tanto que parecía que podíamos tocarlos; "caminamos" con ellos por cerca de una hora, por momentos se juntaban, después corrían, jugaban, posaban, se subieron los tres a un termitero y se pusieron en todas las posiciones, estoy segura que ellos sentían nuestra admiración y quiero creer que les transmitíamos seguridad.