Sólo había salido del país por vacaciones, no más lejos de Europa y de pronto se abrió una enorme puerta de entrada a Africa.
El 15 de noviembre del 2010 era un día caluroso, llegué a las 9:00, a un aeropuerto antiguo y enchapado en madera, un sin sentido pues esta ciudad es muy calurosa y tropical. Ya con todos mis sentidos en orden después de 19 horas de viaje llegué, avancé por una especie de una nube de vapor, tratando de recordar que debía hacer el visado en frontera, con foto! y yo con esta cara.
Ya había llegado, agotada, con un batido de sentimientos; allá se había quedado mi continente conocido y aquí delante de mí estaba todo lo nuevo, pero con el amor ya conocido.
Al comienzo es inevitable hacer comparaciones, pero después de un año ya soy parte de esta sociedad, en realidad de una mixtura de ellas.
Volviendo a los orígenes presenta esta parte del continente africano a través de la sensación de una peruana.
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