sábado, 20 de septiembre de 2014

Tercer día en Zanzíbar y yo cada vez más pálida

El día anterior fue intenso de estudios; esta mañana revisión de los últimos vídeos, repaso de libro de PADI y trabajar con la tablita famosa.

¿Y el bronceado?

De tomar sol, naranjas, todos los días me ponía el bikini y hasta bloqueador; por gusto, ni una zambullida en la piscina.

Después del último vídeo y quizá, nos tocaba al fin, la parte práctica ¡inmersión en piscina! Algo de sol tomaría. La ilusión me duró poco, practicamos cómo montar el tanque con todo el equipo, las medidas de seguridad aprendidas en todo el curso y luego nos mandaron a buscar el neopreno más adecuado, ¿qué?, ¿cómo? tampoco me caería sol; pues no. Enfundados en los trajes y cargando el equipo fuimos al borde de la piscina, nos pusimos las aletas y a caminar como patos hasta bajar.

Lo primero que te dicen es que por nada salgas a la superficie, que si lo vas a hacer le avises a la instructora; bueno pues, fue lo primero que no hicimos, es decir, por cualquier cosita ya estábamos en la superficie, cualquier cosita es miedo y la sensación de ser incapaces de respirar bajo el agua, pero después de unos minutos tomamos confianza y allí estábamos, bajo agua, respirando, practicando las señales y bromeando.

La verdad es que fue muy divertido. Marine es una excelente profesora y buzo, tiene una voz dulce que da tranquilidad y debajo del agua transmite mucha confianza.

Salimos del agua y ya era hora de almorzar y lo teníamos que hacer rápidamente pues debíamos hacer el examen final. Menos mal que aprobamos; yo un poco con las justas, pero bien. Ya habíamos pasado la segunda prueba, la primera en la piscina ya la habíamos superado, al día siguiente vendrían las otras.

Uf al fin se acabó la parte teórica, siempre a la sombra, a partir del día siguiente vendría lo bueno, en el mar.

Trimarán para pesca artesanal
Para relajarnos nos fuimos a dar una caminata por la playa. Matemwe está en el noreste de isla Unguja, ésta junto a Pemba es lo que se conoce como Zanzíbar, una región semiautónoma, pues tienen su propio presidente. A lo largo de nuestra caminata encontramos muchos barcos artesanales y cultivos de algas, estas dos actividades junto al turismo representan los principales ingresos para los isleños.

Nos cruzamos con algunos pobladores que estaban volviendo a sus casas, otros que ya estaban haciendo actividades de descanso como jugar fútbol en un maravilloso campo de perfecta arena blanca. Niños con carritos hechos de alambre empujándolos sobre una pista de rally que habían inventado. Juegos de verdad, una pelota, unas ruedas, mucha imaginación, gran capacidad para disfrutar de las cosas simples. Al verlos volvimos a nuestra infancia, trompo, la pega, escondidas, rayuela, san miguel, liga, soga, bata, yaces, canicas y un enorme etcétera de juegos que no teníamos que enchufar, ni estar preocupados por la última versión; juegos de verdad, con los amigos, tu mancha.

Un poco más cerca de la zona de rocas vimos a unas jovencitas aprendiendo a montar bicicleta, qué bien la estaban pasando, sólo se oían gritos y risas.

A esa hora de la tarde encontramos a unas niñas, tan alegres y juguetonas, pero también trabajadoras, estaban llevando agua y limpiando algunos aparejos.

Pedimos fotografiar a un pescador que estaba arreglando su bote, a falta de un lenguaje común, imaginamos que con su enorme sonrisa nos daba permiso; su alegría al verse reflejado en la cámara corroboró nuestra percepción.

Hasta el ganado volvía de regreso al pueblo. Para mí sigue siendo tan alucinante ver vacas, cabritos y otro ganado pasando por el mar; pero aquí todo es posible. Y es que en Zanzibar todos los reinos se juntan.





lunes, 8 de julio de 2013

Zanzíbar, arena blanca, mar azul

Mar azul, turquesa, verde azulado, esmeralda, agua marina, tanzanita, qué inmensa variedad de colores puede tener el mar de Zanzíbar! Estábamos muy alto aún pero había partes en las que veíamos el fondo del mar, qué agua tan transparente!
Zanzibar desde el avión

El vuelo en Precision Air fue muy bueno, de Kilimanjaro a Zanzíbar es hora y media y el precio es de alrededor de US$ 150, one way. Llegamos a un aeropuerto muy tropical, muchos "ayudantes" pululando y pidiendo propina. Menos mal que ya nos estaban esperando para llevarnos al Matemwe Beach Village  a una hora del aeropuerto.

Cuarto en Matemwe


Todo el viaje, incluso las reservas del hotel y el transporte fue trabajo de Africa Amazing Adventures; ellos nos sugirieron este hotel pues tenía uno de los mejores centros de buceo: One Ocean. Sí, sí y sí, nos atreveríamos a bucear. 

Salita de la habitación
Desde que llegamos supimos que era exactamente lo que estábamos esperando. Fue todo: la decoración, la gente, la playa, la tienda de segunda mano y el lema "no shoes, no news", full relax, "jambo - hola", "karibu sana - bienvenido" "asante sana - muchas gracias", cervecitas, caminatas, fotos, comida rica... La habitación, ¡linda! Bueno, era como una pequeña casita, redonda muy confortable, tenía una terraza superior desde donde se divisaba el mar. Hasta perro y gato teníamos alrededor.

Y la playa, qué colores!!!, infinita la gama entre el verde y el azul, matizado por los colores de los barcos y de la gente que por allí pasa, con sus kangas de múltiples colores y atadas caprichosamente. Las Kangascapulanas o pareos son telas de múltiples colores, vendidas por piezas. Cada una de ellas puede ser llevada atada como falda o para cubrirse la cabeza en el caso de las musulmanas o taparse por el frío; suelen ser de múltiples colores y miden alrededor de 1,5m x 1m, y en uno de los bordes llevan inscripciones. Las más comunes son en swahili; una de las que me gustó es: Japo sipati tamaa sikati, "aún si no poseo nada, aún poseo el deseo de conseguir aquello que quiero"
Grupo de jóvenes musulmanas con sus coloridas kangas

Estábamos anonadados con la belleza que veían nuestros ojos, la brisa, la atmósfera "hakuna matata - no hay problema", el sol, la arena que parecía harina, y... uy, tenemos que ir al centro de buceo; por e-mail habíamos arreglado una cita para esa hora. 
Mar, playa, zanzibareños y algas secando
Bien contentos fuimos; estaban justo llenando los log books de unos buzos, dimos una vista a la pizarra, donde estaban apuntadas unas cifras y sobre todo nos llamó la atención la palabra shark: tun, tun, tun, tun, la peli "Tiburón" vino a mi piel y se me pararon los pelos. Luego manta ray: uy, la noticia del hombre ese que murió; morena: el terror de los buzos. Es decir, esas tres piezas me pusieron ciega y ya no vi los nombres de los otros peces que avistaron, de seguro lindísimos, inofensivos, multicolor, pero eso no importa: yo ya estaba noiqueada (peruanismo de paranoia).

Marine, nuestra futura instructora nos hablaba del curso, primer día, vídeo desde las 10am a las 5pm, con quizes al final de cada capítulo. Segundo día por la mañana continuación del vídeo; por la tarde inmersión en la piscina y nadar 300m, al final de la tarde examen final. Tercer día, salida al mar con otro instructor para hacer 2 inmersiones, la segunda a 12m. Cuarto día, salida al mar con 2 inmersiones, la segunda a 18m.

Sólo puedo decir que nuestra llegada al paraíso de la naturaleza pasó a ser el paraíso del conocimiento, la aventura y del miedo a lo desconocido que era muy bien alimentado por Héctor y por mí.

Menos mal que el miedo no nos hace perder apetito, cuando fuimos a almorzar: qué de-li-cio-so, qué bueno ese arroz pilau y mmm añañau qué rico pescao, buenísimo todo, pero cuando terminamos ya era de tarde, fuimos a la playa y la marea estaba muy baja, muy difícil para bañarse; además había erizos, así que fuimos a la habitación, arreglamos un poco las cosas, una duchita descanso, lectura y a cenar, ¡buenasso también!; una copita como bajativo, un paseo corto por la playa y redondos a la camita.

Atardecer con charpai, de origen pakistaní  

El segundo día fue muy intenso, sólo tuvimos una hora para el refrigerio y el resto estudio y pruebas. Tanto conocimiento nos estaba poniendo un poco nerviosos: que si desciendes sin compensar puedes malograr el oído, que si subes rápido puedes reventar los pulmones, es decir. Pero allí estábamos siempre puntuales y muy atentos, como buenos alumnos.



















jueves, 4 de julio de 2013

Don Juan León Meza, mi papá Juan. Sí señor!

Siempre pensé que nunca se acabaría, que siempre iba a estar allí, en su Chepén querido, que siempre lo vería cada vez que volviese.

Mis primeros recuerdos con él son sensaciones de arropamiento y cariño, en sus brazos. De niña, tenía pataleta antes de dormir y antes de ponerme más rabiosa él me cogía de la mano, me miraba y me decía secretamente "vamos a botar el indio": íbamos a la plaza de armas, dábamos una vuelta, imagino, y santo remedio adormecía en sus brazos.

Para mí era como un libro abierto, justo sabía lo que necesitaba. Mi primer carro a pedales, ¡rojo!. Como en nuestra pequeña ciudad no había tienda donde comprarlo, un amigo y él arreglaron uno y quedó lindo, lindo! Era eso lo que yo quería; ¿por qué siempre muñecas? Carros; él sabía que yo quería un carro.

Llegó agosto y todos los chicos estaban en la calle con sus cometas y nosotros comenzamos a hacer una, no muy grande, pero con una buena cola hecha de los retazos que siempre tenía la mamá Angélica y la mamá Anita y bastante pabilo. Como era la primera vez y la calle donde vivíamos parecía chica, fuimos a otra mayor y sin cables eléctricos; allí sí, qué lindo volaba.

Él siempre sabía lo que yo quería: trompo, saltasoga, ajedrez y, en Navidad, mi bici; no lo podía creer: desperté el 25 de diciembre y, al pie de mi cama, estacionada mi bicicleta!!!!!!!!! Roja y blanca, Mister; patitas me faltaron para salir a la calle a probarla. Él sujetaba el asiento de atrás y yo iba tembleque al timón y casi siempre en línea oblicua, pero nunca me caí, hasta que al fin fui derecha, pero ni quería voltear para saber si aún seguía sujeta o no. Paré dos cuadras más abajo, frente a la casa de mi abuela. Con un pie en la vereda y otro en el pedal bajé, di vuelta a la bici y empecé a temblequear nuevamente.

La Navidad, qué linda era! Íbamos al monte a buscar un árbol, en realidad un tronco con muchas ramas  para colgar las bombas de colores, siempre la naturaleza muy presente, siempre natural, creo que algunas veces lo pintaba de blanco.

El día de San Sebastián, la fiesta patronal. Don Juan, ¿cómo podemos hacer para que la cuadra se vea bonita? Y Don Juan inmediatamente daba las indicaciones, manos a la obra y todo salía lindo.

Mis primeras clases de pintura, tajar bien el lápiz, hacer lienzos, la admiración por Miguel Angel, la perspectiva, la división de la cabeza y el cuerpo humano; un artista!

Por las noches, cuando se iba la luz y estábamos la familia reunida, comenzaba a contar historias y todos nos poníamos muy atentos a los cambios de su voz, sus desplazamientos. Cómo no, si muchos años hizo teatro.

Siempre estaba pendiente de toda la familia: llamen a su tía Susana; vamos a mandar una encomienda a mi Pochita; ¿qué saben de la familia Silva?

Qué lindo verlo pasar cerca de mamá Angélica y acercarse y darle un beso en su cabecita; mi Quelita le decía, con tanto cariño.

Nunca escuché malas palabras ni malas formas de hablar, nunca habló mal de nadie, siempre hizo todo con mucho cariño y con mucha terquedad por veces.

Cada vez que conocía una nueva faceta de su vida me quedaba admirada: además de profesor fue soldado también, entrenador de basketball de las "Águilas Negras"; allí conoció a mi papá, Girama era su apodo. Muy comprometido con la política, de la de verdad.

Después de un tiempo, yo ya trabajaba y él ya tenía muchos años y no muy bien de salud, yo no quería verlo viejo, él nunca se sintió así, pero para mí todo cambió en un día: se cayó, las piernas no le funcionaron bien y se cayó. Fui corriendo en su ayuda, lo cogí entre mis brazos y su carita... por primera vez lo vi tan desvalido y hasta parecía un poquito avergonzado.

Llegaron sus 100 años y la última vez que lo vi ya tenía 102; cumplió 103 y su cuerpo tan sabio como su vida se apagó, y yo no estuve.

Gracias papá Juan, qué suerte tuve de haber sido tu nieta; soy una afortunada porque la relación de un nieto con su abuelo es muy especial.



lunes, 17 de junio de 2013

El Kilimanjaro se abrió ante nuestros ojos

Antes de dejar la zona del Lago Manyara dimos una vista panorámica desde el restaurante, bello, una naturaleza pura y tan perfecta. Pero basta de contemplaciones y vamos al Parque Nacional de Arusha, que debemos hacer una caminata.

¿Quién es el ranger?
Al llegar ya estaba el ranger bien armado y con él fuimos a recorrer la sabana. Primero entramos a una especie de enorme jardín donde vimos muy, pero muy cerca a unos búfalos y cuando ellos nos miraban con ojos de pocos amigos decidimos irnos poniendo riachuelo de por medio. Más allá estaban las serenas jirafas y pudimos llegar muy cerquita, a menos de 5m. Se ven inocentes y lo son, pero es extraño sentirse allí solos in the middle of the jungle, claro con un guardia pero igual la adrenalina hace de las suyas.
Adán y Eva en el Paraíso
Caquita de jirafa hembra, tiene punta

Luego de aprender que la caquita de las jirafas hembras es diferente a la de los machos, atravesamos este jardín salvaje y subimos por donde normalmente comienza el treking del Monte Meru. Las vistas son fabulosas y nuevamente nos hicimos la promesa de empezar a hacer montañismo, debo advertir que esta promesa la hacemos cada vez que estamos al pie de un Apu, ¿la cumpliremos algún día?

Las panorámicas son maravillosas, pero ya era hora de volver, así, en medio de los sonidos de la selva, bajamos y almorzamos nuestra famosísima lunch box, la última de la semana. Ya por la tarde llegamos al KIA lodge, al lado del aeropuerto de Kilimanjaro, es muy agradable, sobre todo porque no hay mucho tráfico aéreo.

Nos recibieron con un jugo bien helado y la vista se me fue hacia una tienda que tenía muchas piedritas azules, una pena, estaba cerrada ya, pero allí empezó mi romance con la tanzanita, única de esta zona.  Tan absorta andaba que ni cuenta me di que mis cosas iban hacia el cuarto y fui detrás de ellas. Nos dijeron que nuestra habitación tenía vistas al Kilimanjaro, y les creímos pues con la neblina de esas horas de la tarde no veíamos na' de na'. Aprovechamos el calor que hacía y nos fuimos a la piscina que estaba sobre unas piedras enormes, allí también está el view point, pero por más que intentamos adivinar dónde estaría el monte de 5891m, el más alto de Africa, no pudimos por las nubes.
Atardecer en el Kilimanjaro

Cuando la tarde empezó a caer y el calor decidió volverse decente, el Monte pidió a las nubes se retiren y como si fuera el inicio de un show las cortinas se abrieron y allí estaba, hermoso, fuerte, con sus nieves eternas acariciadas por el dorado solar, fue un momento poético, casi lagrimal. La madre naturaleza es tan generosa que ofrece a profanos un esplendor que pocas veces sabemos admirar y muchas veces olvidamos respetar.

Fue así, desde la piscina, con una temperatura deliciosa vimos un espectáculo que nos dejó hipnotizados. Cada día de este viaje fue una sorpresa tras otra.

La grandiosidad del Kilimanjaro no sólo es su altura, sino que emerge en la sabana a 5200m, convirtiéndola en la montaña aislada más alta del mundo. Ascenderla debe ser toda una experiencia, pero tarda mucho, la ruta más corta es de 5 días, será para la próxima.

Nos quedamos hasta el anochecer, creo que ese día éramos los únicos huéspedes, nuestro último día continental y en privado con el Kilimanjaro. Cuántas experiencias en esta semana, cuánta vida!


   

martes, 11 de junio de 2013

Costumbres con las que podamos o no estar de acuerdo, pero que han mantenido fuertes a los Maasai

Es fascinante conocer cosas nuevas, pero, tal vez lo más difícil sea conocer a su gente. Tanzania es un pueblo muy interesante, se formó de la unión de Tanganica y Zanzíbar. Desde tiempos muy tempranos tuvieron a los persas y árabes en sus costas; luego fueron adjudicados a Alemania (con Ruanda y Burundi), después de la primera Guerra Mundial fueron entregados a Inglaterra y en 1961 alcanzaron la independencia pacíficamente con Julius Nyerere como líder y primer presidente, muy querido entre los independentistas de toda Africa Austral pues los apoyó en esta justa causa.

La mayoría de los tanzanos habla swajili y a nivel administrativo y educacional el inglés, además cada etnia tiene su propia lengua. La etnia que siempre me impresionó fue la maasai y tuvimos la oportunidad de conocerlos aunque sea sólo de manera superficial.
Danza de recibimiento por los guerreros

Moda maasai calzado
Los maasai son un pueblo que sabe ver las oportunidades de negocio y el turismo, claro, es una de ellas, así que por US$50 nos invitaron a conocerlos. Nos recibieron con la danza de los guerreros y la visita fue guiada por el jefe.

Moda maasai calzado
Son básicamente pastores y sus alimentos provienen esencialmente del ganado, tradicionalmente sólo toman una mezcla de leche con sangre de vaca, el consumo de vegetales no está bien visto y menos aún sembrarlos; sin embargo, por la reducción de sus tierras para pastoreo se han visto obligados a encontrar nuevas formas de ingresos económicos. Tradicionalmente vivían de la comercialización de vacas, medicina tradicional y delicados trabajos en madera y accesorios.

Ingeniera civil a lo maasai
En nuestro paseo por la aldea, pudimos percatarnos que la gente es muy amable y risueña, creo que también ayudaba que estuviésemos con el jefe y sobre todo que hubiésemos pagado  la "invitación".

Dentro de la comunidad vimos que el centro es una empalizada donde se ubica el establo, en ese momento vacío. Los pastores suelen ser los niños. Alrededor estaban las casa formando un círculo, son bastante pequeñas y quienes se encargan de la construcción son las mujeres. Dentro de cada casa siempre hay un fuego encendido con una olla de agua.

Escuela primaria
Cuando es la época de casarse los maasais suelen hacerlo con miembros de otro poblado y de diferentes generaciones, para asegurarse que no sean hermanos, pues el que una mujer pueda estar con otro que no sea su cónyuge es una costumbre bastante aceptada; asimismo, que llegue una nueva mujer a la familia es acogida de manera positiva pues va a ayudar con los quehaceres domésticos.

Fuera de la aldea vimos a los niños estudiando, una modernidad que pese a la oposición de los ancianos tuvieron que aceptar.

También vimos a los niños circuncidados que pasarían a ser guerreros, la mayoría de aproximadamente 18 años. Ellos no pueden entrar a la aldea hasta un tiempo determinado y cuando lo hacen los reciben con una fiesta y les dan sus nuevas ropas, donde predomina el rojo. Los maasai también practican la ablación femenina, pero de este y del tema religioso nos dieron respuestas muy generales, confusas y evasivas.
Circuncidados

Para finalizar nos vendieron sus joyas y nos despidieron con sus tradicionales danzas y los súperconocidos saltos con ese calzado tan original hecho de neumático de moto; sí, parecido a nuestros yanquis u ojotas.


Lago Manyara

Este largo día aún no termina, próxima parada Lago Manyara.

Esta es una reserva que tiene enormes árboles, muchos baobabs, diversas aves y animales salvajes, en el centro está el lago, es muy salino.  Esa tarde el parque hasta nos regaló un lindo arco iris. Nos encantó, es pequeño pero hermoso, tal vez por eso Hemingway lo describió como el "más bello (lago) de Africa"

Ya de tarde y cansados fuimos al hotel con el mismo nombre Lake Manyara Serena. La vista desde el hotel es muy bonita, esa noche la cena era buffet, deliciosa, hubo show local, pero con un día tan intenso sólo queríamos estar horizontal...  al día siguiente a las 7am deberíamos ir a Kilimanjaro.











jueves, 30 de mayo de 2013

Una leona trepada en el árbol???: Serengeti día 3

En nuestro tercer día éramos ya los veteranos del grupo; esa mañana fuimos a tomar desayuno y todo nuestro aire de aventureros se desvaneció cuando el cocinero tranquilamente nos preguntó si habíamos visto al león que anduvo por allí a las 6 de la mañana. En one volvimos a la realidad, estábamos rodeados de animales salvajes!!!

Al poco rato de estar en el camino vimos a lo lejos un guepardo, solitario, con sus andares silenciosos y estilizados. Luego nos dirigimos a ver si la manada de leones aun continuaba debajo del árbol y, efectivamente, allí estaban: más dinámicos, más dispersos, ya estaban terminando la digestión y, claro, la cazadora ya no estaba con ellos. ¿Será que nuestra esperada escena de caza estaría próxima?

La manada sólo tenía a 3 leonas por guardianas, al parecer el sonido de los ñus les abrió el apetito y la cazadora fue a estudiar la estrategia de ataque; cuando ésta volvió la manada puso a buen recaudo a las crías y emprendieron la caza. Nosotros y varias camionetas más seguimos a la cazadora, desafortunadamente todo este movimiento alertó a las presas.

La verdad es que los humanos les debemos de caer antipáticos, puesto que al perseguirlos estamos alertando a las presas que hay algo fuera de lo normal. Stop!, por el momento no vamos a filosofar y rápidamente vamos al siguiente grupo de carros... Pero, ¿qué pasa? oh, oh, 3 veces oh, ok no necesito detalles, los estoy viendo, ese león estaba en plena... cópula y para confirmarlo esperamos unos minutos y exactamente a los 16, zas! trinque y trinque otra vez y para dársela de cariñoso le hacía cositas en el cuello, pero ella, a pesar de necesitar al macho para procrear, se fue asada y cansada. Claro pues, estos felinos tienen ese tipo de miembro viril que raspa.

La nena, además de asada, tenía un hambre felino y con tanto ñu y cebra se fue solita a tentar suerte. Lentamente avanzó hasta que llegó a un paraje con la hierba alta donde intuyó que pasarían una cebras; esperó tranquilamente, pasó la primera, luego la segunda y más cerca aún la tercera; ésta iba a ser la víctima, pero nuestra amiga estaba muy cansada como para mantener una carrera, así que después de un gran esfuerzo inicial paró; eso sí, las pobres cebras emprendieron una veloz retirada.

Con tanta escena de caza, también nos dio hambre y fuimos hacia el picnic point a devorar nuestra lonchera y estirar las piernas. Al terminar hicimos las consiguientes consultas con la radio y ¿qué creen??? dijeron que había una leona en un árbol. Héctor y yo nos miramos como no acreditando, ¿los leones trepan a los árboles???? Pues sí: esta leona, seguramente, harta de tanto tirolei, no paró hasta estar varios metros por encima del león. ¿Sería el mismo león de la mañana? Si así fue, qué tal vida de león! El pobre estaría cansado y así parecía pues sin moverse llamaba a su leona para que baje, pero ella nada de nada, así que el pobre animalito, decepcionado, se fue a recuperar fuerzas detrás de las cebras. 

Avanzamos por donde intuíamos sería la ruta de cacería. No era muy difícil, decenas de carros iban marcando el camino. A veces teníamos que parar y dar espacio para que el león cruce de un lado a otro, él iba lento, muy lento, con toda la paciencia del mundo como sabiendo que nosotros estábamos allí para ver el desenlace de la escena. De pronto, se ocultó entre la hierba y no lo vimos más. Todos los motorizados emprendieron la retirada y cuando sólo quedó nuestro vehículo, él salió nuevamente, observó y avanzó directamente hacia su presa, lento pero seguro, paraba como para medir sus fuerzas contra la distancia, avanzaba, se detenía y de pronto emprendió la carrera... National Geographic! Una nube de polvo rodeó todo, vimos a las cebras saltando, al león corriendo de un lado a otro, pero la  polvareda se convirtió en nubecitas que avanzaban con las aterrorizadas y fugaces cebras. A pesar de la larga persecución y paciencia, la caza no fue fructífera; sin embargo, nosotros teníamos las emociones que se nos salían de la piel. 

Mientras tanto, la leona ya se había recuperado y comenzó a llamar a su rey. No sabemos en qué terminó el llamado de la selva, pues teníamos que volver: ya eran casi las 6pm y debíamos pasar por unas rocas donde habían visto a un leopardo.

Vimos al leopardo, hermoso, pero muy en lo alto, confundiéndose con las rocas y los cactus. Ya casi oscureciendo llegamos a nuestro última noche en el Serengeti, nooooooooooooooooo! Pues sí, qué penita, nos hubiese encantado estar más días. Estar allí es como estar en un mundo real, básico, sin tanta demago-politique-econo-psico-filosofía social, es sentirse vulnerable después de haber recibido tanta preparación para enfrentar la vida, ser nada dentro de nuestro medio, nada en esa naturaleza salvaje.



lunes, 14 de enero de 2013

Llegó la migración. 1000s de ñus y muchos felinos. Serengeti día 2

Luego de descansar apaciblemente arrullados con el sonido de la naturaleza, y un poco desvelados por los rugidos de los leones, pedimos agua para la ducha, full repelente anti mosquito y mosca tse-tse, desayuno, lunch box y a rodar por la sabana.

Demasiada actividad en la radio, en swahili claro, que es lo que se habla en esta zona del continente, nosotros no nos enterábamos de nada, hasta que vimos muchísimos carros; eso sólo podía significar algún felino raro?, una reciente escena de caza?, un leopardo? ... Nada de eso, se trataba de una familia de 16 leones!, 4 leonas y 12 cachorros, allí al lado del camino. Esta visión tan cercana es muy fuerte, provoca gritar de emoción, bajar a tocar a uno de estos leoncitos, llamarlos y por supuesto abrir la puerta del carro y fugarse con al menos uno, pero nada de eso pudimos hacer así que nos dedicamos a fotografiarlos.

Dentro de cada manada hay una leona que es la líder de la estrategia de caza. En el Serengeti están siendo estudiadas y es por eso que ellas tienen un collarín, sin embargo es fácil distinguirla, es la que más atenta está, siempre vigilando, siempre moviéndose entre los cachorros, es como la matriarca del grupo.
Esta hermosa manada estaba tan quieta porque tenía la barrigota llena y claro, el corazón contento, pues dos días antes habían tenido un festín, al parecer un hipopótamo. Era súper gracioso ver a los cachorros que con dificultad se levantaban, avanzaban unos centímetros y nuevamente se ponían a dormir. Parecían unos peluches porfiados.  

No nos queríamos mover del lugar pero por respeto a los demás dejamos nuestro palco preferencial y nos fuimos en busca del familión de elefantes.

Esta zona, Seronera, estaba llena de ñus, pero en este momento no nos quedamos a observarlos mucho, pues supimos de un leopardo y siendo estos animales tan escurridizos teníamos que aprovechar, ahora o nunca! Como siempre, una cantidad enorme de carros para ver a este hermoso felino que de vez en cuando movía un poco la patita. Vimos, mejor dicho admiramos su magnífica y elegante piel y así nos fuimos muy contentos pero hambrientos, ya era bastante tarde.

Paramos en el centro de interpretación de Seronera, que a su vez tiene un picnic site. Esta parada fue muy didáctica y mediante un camino sobre un pequeño monte muestran la migración de los ñus, desde el Maasai Mara hasta esta parte del Serengeti.

Después de descansar un momento partimos hacia la zona donde habíamos visto centenares de ñus y para nuestra enorme sorpresa se habían multiplicado por miles, podrían ser más de 5000 reunidos y otros tantos que no paraban de llegar.


Luego de ver este maravilloso y característico espectáculo del parque, lleno de ñus, cebras, elefantes, aves enormes, cocodrilos...; qué paraíso, qué sonidos y qué terral que levantaban estos animales mezcla de antílope y vaca, nos fuimos tranquilamente hacia el campamento con la idea de llegar a las 6, que es la hora límite recomendada.

Ya cerca, casi a las seis, vimos que se acercaban una familia de guepardos, y se aproximaron tanto que parecía que podíamos tocarlos; "caminamos" con ellos por cerca de una hora, por momentos se juntaban, después corrían, jugaban, posaban, se subieron los tres a un termitero y se pusieron en todas las posiciones, estoy segura que ellos sentían nuestra admiración y quiero creer que les transmitíamos seguridad.


Nuevamente, con la emoción desbordando y con una sonrisa imborrable llegamos al campamento con el corazón latiendo a mil por hora y con ganas de ver las fotos que acabábamos de tomar, pero esto no pudo ser ya que era día de lavado de ropa.

Pronto anocheció y nos preparamos para la fogata, donde nos contaron la experiencia de volar en globo, que a pesar de empezar a las 4:30am es altamente recomendable. Nosotros no la hicimos, tal vez para la próxima.