Viajar dentro de Africa no es muy fácil y este viaje no iba a ser la excepción. Después de que Ethiopian Airlines nos cambió el vuelo, tener problemas por no portar la tarjeta de crédito con la que hicimos el pago on line, haber pagado un nuevo ticket y, eso sí haber sido muy bien atendidos por un representante etíope, subimos al avión y al fin, luego del cross check y reportar, respiramos vacaciones.
Dentro del avión sentimos oriente, las aeromozas y su tipo etéreo etíope, los olores a especias, las revistas en amhárico, todo nos transportaba a otros mundos, la reina de Saba, el cantar de los cantares; y de pronto ya estábamos por aterrizar, luego de alrededor 4000 K llegamos!!! a Addis Abeba, allí tuvimos que dormir. A pesar del tiempo corto nos dimos un baño de cultura noreste africana, qué colores, que andares, qué ropa, qué accesorios, qué linda y hermosa es la raza humana.
Al día siguiente, 13 de noviembre, apuraditos tomamos desayuno con injera firfir, pan con especias. Luego nos trasladaron al aeropuerto y al fin ruta Kilimanjaro, después de casi 1500 K llegamos y allí estaba Freddy, nuestro guía, qué alegría, qué ilusión, el parque de mis sueños, mi sueño hecho realidad, mi realidad a un paso, mi paso ..., y así empezamos nuestra aventura, con el saludo en swahili: JAMBO!
Dentro del avión sentimos oriente, las aeromozas y su tipo etéreo etíope, los olores a especias, las revistas en amhárico, todo nos transportaba a otros mundos, la reina de Saba, el cantar de los cantares; y de pronto ya estábamos por aterrizar, luego de alrededor 4000 K llegamos!!! a Addis Abeba, allí tuvimos que dormir. A pesar del tiempo corto nos dimos un baño de cultura noreste africana, qué colores, que andares, qué ropa, qué accesorios, qué linda y hermosa es la raza humana.
Al día siguiente, 13 de noviembre, apuraditos tomamos desayuno con injera firfir, pan con especias. Luego nos trasladaron al aeropuerto y al fin ruta Kilimanjaro, después de casi 1500 K llegamos y allí estaba Freddy, nuestro guía, qué alegría, qué ilusión, el parque de mis sueños, mi sueño hecho realidad, mi realidad a un paso, mi paso ..., y así empezamos nuestra aventura, con el saludo en swahili: JAMBO!
Del aeropuerto fuimos a Arusha, en el camino nos cruzamos con mucho ganado y de pronto vimos unas prendas rojas y sí era un masaai, más allá vimos otros en bicicleta y hasta en moto, así que cuando vimos a unos en 4x4 ya no nos sorprendimos tanto. A los masaai les gusta mucho vestir con 4 o más kangas de cuadros, predominando los colores rojo y azul. Ya en Arusha, recorrimos un poco la ciudad; el mercado es muy parecido al de Maputo y la gente muy acogedora.
Por la tarde nos acercamos hacia el cráter del Ngorongoro, 180 K de distancia, pero esta maravilla recién la veríamos al día siguiente, por el momento disfrutar del camino y descansar en Farm House, donde por las noches hacen una fogata y hay un show interactivo de danzas, esto como aperitivo para la cena.
Con nosotros ulale salama que al día siguiente temprano toca una de nuestras grandes citas con la naturaleza.